MADRE TERESA DE CALCUTA

Por:  Dra. Celia Moreno Serrano

 

“Hay hombres que luchan un día y son buenos,

hay otros que luchan un año y son mejores,

hay quienes luchan muchos años y son muy buenos,

pero hay los que luchan toda la vida esos son los imprescindibles”

Cada vez que escucho estos versos de Beltrolt Bretch me estremezco y me lleno de alegría al constatar que existen mujeres y hombres, que nos hacen tener fé en la increible potencialidad del ser humano; en su inconmensurable capacidad de entrega, de comprensión, de empatía, de humildad y de profunda humanidad.  Seres que lo entregan todo en aras de un ideal, su ideal, por motivaciones varias: políticas, religiosas, humanitarias, sociales o espirituales.

Cualesquiera que sean sus razones, lo esencial es que estos seres humanos se conviertien por siempre en fuente de vida, y de energía eterna, llegando así a sobrepasar la materia, el tiempo y el espacio

La Madre Teresa de Calcuta, fué sin lugar a dudas, una de esas llamas que estarán por siempre encendidas en la espiral de la historia, haciendo realidad ese famoso dicho Indio que tanto aficionaba: “Es mejor encender una luz que maldecir la oscuridad”.

Albanesa de origen, nace en Yugoslavia, el 27 de agosto de 1910.  De familia burguesa, decide desde muy temprana edad dedicar su vida al servicio de los otros.  Se une a los 18 años, a las Hermanas de Loreto en Irlanda y será asignada, en 1929, Profesora de Geografía al Colegio Secundario de Santa Maria en Calcuta.

Agnes Gonxha Bojaxhiu, será a partir de 1931 conocida en el mundo entero con el nombre de Madre Teresa de Calcuta, en homenaje a Santa Teresa de Ávila. 

Su contacto cotidiano con la miseria que la rodea en Calcuta, la llevan a cuestionarse sobre su labor y su apostolado.  Sobre cuál sería la mejor manera de dar y verdaderamente ponerse al servicio de los demás.  Esos seres humanos no sólo tiene necesidades materiales, sino que también han dejado de sentirse seres humanos.  Necesitan volver a sentirse respetados, escuchados, apreciados, que hay una mano amiga que se extiende en ese gran abismo en donde se encuentran, que hay ojos de comprensión que los alientan, que hay seres humanos en los que pueden confiar y con los que pueden contar.  Por esta razón, Madre Teresa decide, solicitar una dispensa papal para dedicarle su vida a estos hombres y mujeres que la sociedad ya había abandonado.  El Papa Pio XII le concederá este permiso para vivir como monja independiente en 1948.

A partir de ese momento vivirá plenamente según lo que será el principal apostolado de su orden: servir a los más desheredados.  En este nuevo caminar su primera preocupación serían los niños de las calles, los moribundos, los ancianos abandonados, los leprosos y todos los parías de la sociedad.  Con su ejemplo y su labor ella fue símbolo viviente de lo que es el verdadero principio cristiano de “amar a su prójimo como asi mismo”.

Este ejemplo de vida, atraerá numerosos servidores que hacen igual promesa de no recibir ningún beneficio material o recompensa por el trabajo efectuado.  Estas nuevas reclutas se convertirán luego en las Misioneras de la Caridad y serán reconocidas por el Papa Pablo VI en 1965 y puestas bajo el control directo del papado.  En los años subsiguientes la Madre Teresa conseguirá establecer numerosos grupos en otros países.  Hoy día, 3000 monjas pertenecen a las Misioneras de la Caridad y se encuentran en 25 países de los cinco continentes.

El haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 1979 hizo que su labor fuera del conocimiento de un mayor público y multiplico por este hecho su influencia a nivel internacional, generando nuevas reclutas y estableciendo nuevas congregaciones.

El modelo de cristianismo reflejado por la vida y las obras de la Madre Teresa nos muestra una imagen de comprensión, aceptación y tolerancia, contraria a la que algunas veces es transmitida por algunos representantes de la Iglesia y feligreses y que muchas veces, infelizmente, integramos internamente:  la de un Dios castigador, sentenciador y juez, que está al acecho de cualquier imperfección, para castigarnos si cometemos cualquier desliz voluntario o involuntario.  Esa imagen rígida y de “obligatoriedad de perfectibilidad”, del “deber ser”, de conformarse a ciertas normas, preceptos o marcos de referencia que no dejan margen a la paradoja humana, a la expresión de las necesidades humanas, a la contradicción o en fin a la esencia misma de lo que es la complejidad del ser humano, el ser imperfecto.

Se fue como vivió, humilde y discretamente.  Su muerte en 1997, fue opacada por la de una figura que hizo las portadas de las revistas populares:  La Princesa Diana,  ¿Qué reconocimiento damos nosotros a aquellos seres que sacrifican su vida en pro de los excluidos?  Me viene a la mente algo que ella solía decir, “sólo se es solidario realmente si lo que damos nos cuesta darlo”.  No debemos olvidar que las acciones de la Madre Teresa, hicieron la diferencia entre la vida y la murete para miles y miles de seres humanos.