El sindicalismo y Marta Matamoros

 

por:  Dra. Celia Moreno-Serrano

 

Pablo Pueblo, Pablo hermano, asi comienza la canción de Ruben Blades que nos habla de ese obrero con el cual cualquier trabajador panameño, hombre o mujer, de este país se puede identificar.  Mujeres y hombres que día a día construyen nuestro país: obreros, transportistas, secretarias, maestros u otros.

 

Se nos olvida, muchas veces, que nuestros derechos laborales representarón muchos años de lucha sindical.  El movimiento sindical se originó en el siglo XIX durante la revolución industrial, cuando la necesidad creciente de mano de obra hizo surgir una nueva clase social: el proletariado.  Estas nuevas estructuras de poder y de relaciones socio-económicas, respaldadas por una corriente de pensamiento: el liberalismo, dejaban al trabajador desamparado frente a situaciones laborales impredecibles como: los accidentes de trabajo, las enfermedades profesionales o la incapacidad.

 

Apoyando la perspectiva de los trabajadores, nacen entonces dos corrientes de pensamientos que ofrecerán otra interpretación y cauce a estos fenómenos sociales.  La primera, el anarquismo de Stirner, Proudhon o Bakunin, plantea la primacia del individuo sin la tutela de una autoridad.  La segunda, el comunismo junto a su derivación reformista, el socialismo, inspirados por los escritos de Karl Marx, Engels y Lenin, prevee el control de la propriedad privada por el estado a beneficio de las grandes mayorías.

 

Influenciados por estas dos corrientes de pensamientos, los gremios y mutuales de diversas profesiones de artesanos que existían en esa epoca, darán paso al surgimiento de los sindicatos.  Estos últimos con objetivos específicos en favor de una reinvindicación social a beneficio de los trabajadores.

 

En Panamá, tres serán los eventos al origen de este movimiento: la construcción del ferrocarril transístmico y del canal, y posteriormente, las exportaciones bananeras.  La necesidad de ejercer un mayor impacto social llevará a los huelguistas a constituir organizaciones representativas de las aspiraciones de los trabajadores, nacerán entonces, los sindicatos.

 

Una de las más grandes dirigentes sindicales de nuestro país fue Marta Matamoros.  Mujer de vanguardía, en una época en que las mujeres no tenían mucha o escasa participación social.  Esta mujer luchará activamente por los derechos de las trabajadores y defenderá los intereses de los más oprimidos.

 

Desde su nacimiento, el 17 de febrero de 1909, Marta será influenciada por las concepciones sociales de su padre, quien le transmitió los valores nacionalistas y humanistas que la guiarían durante toda su vida.  Modista de profesión, ingresará en 1941 a una fábrica de textiles, en donde vivirá en carne propia las malas condiciones de los trabajadores.  Las condiciones precarias de las mujeres que en ese entonces no beneficiaban de un tratamiento especial en caso de maternidad, constituirían su primera lanza de guerra.

 

En 1945, sus inquietudes sociales la llevarán a ingresar al Sindicato de Sastres y Similares fundado en 1943, dando así inicio a su larga y ardua lucha en pro de los derechos de los menos favorecidos.

 

Ella estará igualmente, al origen de la propuesta defendida por las diputadas Esther Neira de Calvo y Gumercinda de Paéz en favor de la introducción en la legislación laboral panameña de una protección de la maternidad.

 

En 1946 organizará una huelga que durará 38 días, para reinvindicar mejoras salariales para las trabajadoras.  Su sensibilidad social, así como su posición nacionalista, la llevarán al ámbito político, es así que en 1947, participaría en las protestas contra el Convenio Filós-Hines y en la marcha de hambre de Colón.

Mujer de avanzada, luchadora incansable, Marta Matamoros posee eso que llamamos hoy día: “la inteligencia emocional” innata.  Que no es otra cosa que la habilidad de tener un alto grado de sensibilidad humana y poderse poner en el lugar del otro, endosando por un momento sus emociones, limitaciones, habilidades y características generales.  Habilidad que infelizmente muchos de nuestros dirigentes no han desarrollado.

 

Al ser electa Secretaria General de la Federación de Trabajadores, en 1952  se inicia el largo período de sus muchas sentencias judiciales.  Durante la huelga de los transportistas será encarcelada y quedará incomunicada por 99 días, 14 de los cuales será mantenida en la peor de las celdas de la Cárcel Modelo.

 

Políticamente de izquierda dada su convicción social, se inscribirá en el Partido del Pueblo, el partido comunista de Panamá, llegando a ser parte de su Buró político.  Aunque hoy en día no pueda participar activamente en las reinvindicaciones sociales, su corazón siempre está al lado de los trabajadores.

 

Otras mujeres tan emprendedoras y vanguardistas como ella han retomado, en el presente, la antorcha de esas luchas sociales.  Mujeres a las que debemos darles el reconocimiento que se merecen:  Norma Cano, Julia Suira, Lina Boza, Enelda Rosales o Elsa Montenegro.  Mujeres que dieron y dan su tiempo, energía, vitalidad y convicción por una causa, por ideales, en pro de un avance social que necesita de esos pesos y contrapesos que son los que forman el equilibrio social.

 

Cada espacio conquistado por una mujer son nuevos espacios que se le abre a la participación social de  las mujeres de las generaciones futuras y que ayudan a construir una nación más integrada y equilibrada, en donde hombres y mujeres potencializen sus aportes contribuyendo cada uno con sus propias visiones en el devenir de nuestro patria.